jueves, 10 de octubre de 2013

Necesidades en el desarrollo infantil


Necesidades y desarrollo infantil



Los seres humanos tenemos ciertos aspectos que necesitamos cubrir para sentirnos bien con nosotros mismos, en el ambiente donde nos desarrollamos, con las personas que nos rodean y gracias a todo eso poder desarrollarnos correctamente, buscando la felicidad. Y como todo proceso, tiene un inicio y ese inicio es la infancia.
Como ya sabemos la infancia es una etapa crucial en la vida de todo ser vivo, tiene una gran trascendencia y debemos de hacer énfasis en lo que la beneficia. Esos aspectos que debemos cubrir, son las necesidades.


Todos las tenemos y se clasifican en 6 tipos: Necesidades de desarrollar y lograr objetivos personales, Necesidad de belleza y comprensión, Necesidad de autoestima, Necesidad de afecto, Necesidad de sentirse seguro y protegido y Necesidades del cuerpo. Los niños las tienen al igual que los adultos, la única diferencia es que ellos están en proceso de desarrollarlas y aprender a complacerlas así como exigir que se les satisfagan.

Necesidades a los niños a la hora de crecer

Necesidades básicas de los niños a la hora de crecer, aprender y vivir



Los padres tienen que tener en cuenta que lo más recomendable es que tengan en cuenta las necesidades básicas de nuestros hijos para así ayudarlos a satisfacerlos, para que crezcan protegidos pero no sobre protegidos para que sean autónomos y felices.
1. Necesidad de tener relaciones afectivas estables.
Los niños necesitan sentirse queridos y sentirse cuidados de manera constante. Los humanos somos seres emocionales, especialmente cuando somos jóvenes. Gracias a las emociones que los niños llegan a aprender a razonar y a resolver problemas, por lo que sentirse queridos es básico para desarrollarse emocional e intelectualmente.
2. Protección física y seguridad.
Los niños necesitan un entorno que les proporcione protección del daño físico y psicológico. El exceso de exposición de los niños a la televisión, con contenidos a menudo inadecuados, y la contaminación del agua y del aire amenazan a los niños. Los altos niveles de abuso infantil y de que muchos padres consumen drogas, alcohol y tabaco, aun sabiendo que es perjudicial para sus hijos.
3. Experiencias acordes a las necesidades individuales.
Cada niño tiene un carácter y un temperamento único. Cada niño es un ser individual que debería ser tratado de ese modo. Adecuar las experiencias a la naturaleza individual de cada niño evita problemas de aprendizaje y de conducta y permite a cada niño desarrollar su potencial. Por eso se recomienda que las personas que eduquen a los niños tengan en cuenta que los sistemas estandarizados (como la educación reglada de los colegios, al menos hasta ahora) debería ser más flexible y que los padres deberíamos evitar comparar a nuestros hijos entre ellos y compararlos con otros niños, evitar las etiquetas y no pensar en lo que “debería ser” o “nos gustaría que fuera”.
4. Experiencias apropiadas al nivel de desarrollo.
Los niños necesitan cuidados acordes a la etapa de desarrollo en la que se encuentran. Si nuestras expectativas no concuerdan con lo que nuestros hijos son capaces de hacer podemos obstaculizar su desarrollo. Con esto nos quieren decir, entre otras cosas, que los niños tienen que tener tiempo para jugar y para pasarlo con nosotros.
No puede ser que un niño de 5 años tenga que pasar media tarde haciendo deberes o ejercicios, ni es realista que un niño de 4 años pase una hora entrenando a fútbol u otro deporte.
Muchos padres quieren eso, niños entrenando y mejorando, estudiando y memorizando, cuando la realidad es que a edades tempranas se aburren, se cansan y pueden acabar incluso odiando algo que en teoría deberían amar: el deporte y el aprendizaje.
5. Fijar límites, estructura y expectativas.
Como seres sociales que van a ser, viviendo dentro de una sociedad, los niños tienen que conocer las normas sociales. Los padres que muestran paciencia y preocupación por las inquietudes de sus hijos están enseñando qué es le empatía. Son conscientes de que los padres que trabajan mucho tienen poco tiempo para enseñar a sus hijos normas y valores, así que recomiendan que antes de educar se produzca un acercamiento, algo así como establecer una rutina diaria de pasar tiempo con los hijos. En ese momento, pasando tiempo juntos, pueden empezar a crecer todos juntos.
Es erróneo pensar que respetar las diferencias individuales de los niños sea malo, como piensa mucha gente. Cuando las familias tienen en cuenta las diferencias de desarrollo de cada miembro, cuando respetan esas diferencias, son más capaces de aportar ideas y razonamientos sobre las consecuencias que pueden tener determinados actos y todos participan en la creación y el establecimiento de las normas.

6. Comunidades estables y continuidad cultural.
En este capítulo se hace un llamamiento a los padres para que se involucren con la sociedad, para que asuman un papel más importante en la escuela y en el gobierno de la comunidad. Que padres y profesores trabajen en conjunto y no compitan.
Los niños necesitan crecer en una comunidad estable en la que haya una continuidad de los valores familiares, del grupo de amigos y de la cultura. De igual modo necesitan darse cuenta de que se respeta la diversidad, para que ellos también la respeten.
7. La protección del futuro.
La última necesidad que comentan es la de proteger el futuro de nuestros hijos y no sólo de los nuestros, sino la de todos los niños del mundo. En el futuro las nuevas generaciones y sus familias estarán más relacionadas entre sí, por lo que para proteger el futuro de nuestros hijos debemos proteger el futuro de todos.



Necesidades y desarrollo infantil







QUE JUEGOS SE PUEDEN UTILIZAR

A qué se puede jugar

En la selección de los juegos se deben tener en cuenta los gustos, necesidades y habilidades de los hijos según su etapa de desarrollo. Algunos se interesan por los movimientos, otros por la lectura, otros por el arte y otros por los juegos de mesa. Es importante que sea libre y espontáneo.

Las guías de crianza del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la Sociedad Colombiana de Pediatría y la Corporación Día del Niño aconsejan:- Saltar cuerda: mejora la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales.- Golosa: permite que los niños asimilen reglas. - Bailar: favorece el equilibrio y el ritmo.- Manipular barro y plastilina: desarrolla la creatividad y mejora la motricidad fina.- Juegos tradicionales: la lleva, las escondidas y la golosa estimulan el desarrollo social, motor y cognitivo a partir de la secuencia y la organización. El pequeño aprende a respetar turnos.- Leer e inventar cuentos infantiles: los niños construyen mundos y encuentran soluciones a los conflictos. 
- Rondas infantiles: aprenden a vencer los miedos.
 - Juegos de mesa: integran a la familia en torno a un objetivo común, favorecen el lenguaje, el sentido de direccionalidad y la aptitud matemática
.- Muñecos y demás juguetes: desarrollan la independencia.- Juegos de roles: representa su cotidianidad y aprende a identificar comportamientos. - Juegos de parque: con una pelota el cuerpo está en movimiento; un lazo fortalece su motricidad gruesa.


Juegos pedagogicos

Mediante el juego enseñarles a aprender

Los padres deben realizar actividades lúdicas con sus hijos. Al hacerlo, les transmiten conocimientos, amor y les ayudan a manejar frustraciones. Esta actividad es inherente al desarrollo y, por eso, nunca debe prohibirse, sino estimularse. Los padres que juegan con sus hijos no solo comparten momentos de placer: estrechan lazos afectivos, se relacionan mejor y logran conocerlos.
“Los padres son proveedores de situaciones y objetos que van a estimular en el niño todos los conocimientos básicos de percepción”, afirma la psicóloga clínica María Mercedes Es guerra. El infante adquiere madurez emocional con la ayuda de sus padres –agrega- pues ellos le enseñan a manejar frustraciones a través del juego, como saber ganar o perder.
Jugar, además, es una manera de brindar cariño desde los primeros meses de vida, pues resulta una comunicación afectuosa y permanente.
“El juego se inicia desde el momento del nacimiento e involucra gestos, caricias, palabras y movimientos. Con el paso del tiempo, aparecen otro tipo de habilidades físicas y cognitivas en el infante que dan la pauta para la puesta en marcha de diferentes actividades lúdicas”, afirma la psicóloga infantil Cecilia Zuleta.

Siempre que haya un vínculo emocional en el juego familiar, esos aprendizajes se van a fijar mucho más fácilmente, agrega la psicóloga Juana Morales. La familia debe utilizar los espacios para la lúdica y recreación y recurrir a las fortalezas y habilidades de cada uno de sus miembros. Interactuar con los hijos en estos espacios nutre su identidad y autoestima.